Por Shalomon Ben David
Israel
Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
Y dije: me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
buscaré al que ama mi alma;
lo busqué y no lo hallé.
Me hallaron los guardas, que rondan la ciudad,
y les dije: ¿Habeís visto al que ama mi alma?
Apenas hube pasado de ellos un poco,
halle al que ama mi alma;
lo así, y no lo dejé,
hasta que lo metí en casa de mi madre,
y en la cámara de la que me dio a luz.
Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
por los corzos y por las ciervas del campo
que no desperteís ni hagaís velar al amor,
hasta que quiera.
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