El Salvador
A la orilla de un rio haremos un canto.
No importa qué río sea.
Puede ser el Támesis o un riachuelo.
Puede ser el Amazonas o un riachuelo.
A la orilla del rio haremos canto.
Para nadie será nuestro canto.
Será para el rio,
y lo envolverá el rio en sus ondas sinuosas,
y lo llevará lejos, como el mar a los mares.
A la orilla del rio haremos un canto.
Quizás alguien lo encuentre en otra orilla lejana,
Y no sepa qué dicen sus palabras,
pero lo escuchará y sabrá que es un canto
y dirá: “Este canto no ha de ser para un río.”
A la orilla de un rio haremos un canto,
y no importa quién lo oiga o si no lo oye nadie,
más quizás calme los cansados pasos
de un hombre que pasa,
o de una mujer grávida lavadora de ropa
o quizás incite el gorjeo de un pájaro,
o impulse la canoa del pescador callado.
Hemos hecho este canto a la orilla de un río.
Envuelto sea en las ondas que pasan.
