lunes, 24 de agosto de 2009

Otoniel Guevara: “La mujer es una fuente inagotable de conocimientos, es decir, de belleza”

Por Lya Ayala
GLF

Otoniel Guevara nació en La Libertad, El Salvador, en 1967. Estudió periodismo. Representante de la corriente de la literatura de guerra y posguerra en el país, donde el poeta Roque Dalton ejerció influencia definitiva. Guevara ha publicado Tanto, El Sudario del Fugitivo, Despiadada Ciudad, Cuaderno Deshojado, Lo que Ando y Canción Enferma.
A pesar de las acechanzas del tiempo, un ambiente hostil y las precarias condiciones para publicar y desarrollarse como poeta, Otoniel ha sabido mirar las contradicciones con amabilidad. Viajero constante por el mundo, sin más pasaje que su poesía, es actualmente un referente obligado de la poesía salvadoreña.
Su último poemario Canción Enferma refleja una intensa mirada a su expresión poética profunda y reveladora.


¿Es tu último poemario Canción Enferma muestra de la madurez del poeta?
Por lo menos se acerca a la maduración del hombre, aunque estos términos son demasiado relativos como para andarse promulgando. La maduración del poeta nombrado Otoniel Guevara es algo por lo que, definitivamente, no se me debe preguntar a mí.


Cuéntanos sobre el contenido del poemario.
El libro está conformado por cuatro capítulos, para llamarlos de alguna manera. El primero se titula “Álbum” y es una historia de amor donde se cruza mi historia con la de la amante que nació años después de mí. La segunda parte se titula 47 historias de amor, que no son exactamente 47 pero sí son de amor; pero no solo el amor “romántico”, sino diversas expresiones de amor, por primera vez incluyo algunos poemas un tanto cínicos. La tercera parte se titula “Desacuerdos”, dedicada a tres rebeldes de nuestro tiempo: un pastor, una poeta y un burgués. En él hay textos muy críticos para nuestras cómodas posiciones ante el boom del crimen. Finalmente, la última sección es la que da titulo al libro “Canción enferma”. Estos poemas son muy dolorosos, bueno, casi todo el libro, pero en ellos hay heridas íntimas y nacionales mucho más profundas.
Algo muy importante son los poetas y personalidades reunidos virtualmente gracias a las citas y dedicatorias, me parece una comunidad de nombres necesarios para este momento de nuestra historia latinoamericana. Me gusta ese montón de gente en medio de mis palabras.




¿Se aleja o se acerca a los anteriores libros?
Es la continuación lógica de No apto para turistas y realmente marca un cambio de actitud, puesto que hay atisbos de humor, cinismo, visceralidad y simplismo que antes no eran muy frecuentes


Se encuentra fuerza y reflexión en los poemas de Canción Enferma ¿es un libro íntimo?
Sí, es absolutamente íntimo, lo que pasa es que a mí me gustaría exclamar con Claudia Lars “Cuando yo digo yo, digo todo conmigo”


Tu gran tema siempre ha sido el amor ¿qué es el amor para ti?
Entrega, conocimiento, y otra vez entrega. Es el verdadero origen de la belleza.


¿Es la mujer un motivo poético en tu poesía? ¿en ella encuentras la representación de la belleza o del objetivo poético?
La mujer es una fuente inagotable de conocimientos, es decir, de belleza. Pero hay otra fuente que me hace descubrir muchas cosas: la injusticia. El mundo, que es básicamente injusto, es un grito en cada piedra que me mueve a pactar con el universo el destape de esos pronunciamientos que suelen ser los poemas de este libro, por ejemplo.


Pero la mujer es un tema ligado a tu poesía por los cuatro costados. ¿También es una representación de la injusticia?
Por supuesto que una relación de pareja con una mujer tiene todo para ser injusta, lo que sucede es que uno debe aprender a disfrutar de esos momentos de esplendor que te da este tipo de relaciones, y luego lamentarte por haberlas perdido escribiendo poemas de amor, que realmente son de nostalgia.
Sí, siempre hay mujeres en mis escritos, pero es porque son inevitables, además yo sigo el consejo de Italo cuando dice que no hay que huir ni de la mujer ni de la poesía, difíciles pero reconfortantes.


Te consideras un escritor que habla de política en su poesía.
No, nunca me he considerado un escritor, yo soy poeta, y no hablo de política en mis escritos, sino que los lectores pueden sentir una identificación civil con lo que digo, que lo digo porque lo vivo como ciudadano desde mi presencia en los problemas sociales, económicos e históricos del país, y precisamente mi manera de enfocarlos es lo más antipolítico que pueda, pues es en el combate a esa mala manera de hacer política que existen muchos de estos textos.


Tuviste la oportunidad de ser parte de la guerra civil salvadoreña, ¿por qué decides participar?
Por vergüenza. Porque tomo conciencia del país horrendo, injusto, criminal en el que vivía y no soporte la indignación y la rabia. Y corría la suerte de que la impotencia no era moneda de curso en esos días, busqué la manera de integrarme a los disconformes que hasta un ejército armado tenían, y ahí me ves, fusil en ristre, buscando con la lamparita de Diógenes no un hombre, sino una tierra fértil donde se pudiera ser hombre.


¿Qué hace, entonces, un poeta en la guerra?
Horrorizarse. Y, lamentablemente, humanizarse de la forma más macabra que se conoce. Gracias a mi participación directa y profunda en la guerra puedo decir con propiedad que ese no es el camino. Soy pacifista, como muchos, gracias a la guerra. Lo peor que le puede pasar a un poeta en la guerra es no poder salir de ella.


La muerte también es un tema recurrente en tu poesía ¿es de alguna manera la evocación de muerte que observaste en la guerra?
No solo en la guerra, porque la muerte es fin irremediable de algo, de alguien. Con la muerte mueren los cuerpos, lo transitorio que hay en nosotros. Y la muerte se ha ensañado con nuestro pueblo en el último siglo. Asistimos a la muerte de nuestra identidad, de nuestra idiosincrasia, de nuestra naturaleza humana. Esas degradaciones se observan a diario en todas partes, y eso afecta. El sistema neoliberal bancario nos hundió en la miseria del espíritu, corrompió nuestros hábitos más nobles y monetizó nuestra cotidianidad. Al rescate de esa esencia humana es que trato de unirme desde mi palabra.


¿Crees en Dios?
Claro, solo que de manera clandestina, para evitar el cobro de diezmos. Sin Dios no existiría la poesía, que es el aliento de Dios, su primer violín.


A qué crees que se debe la vigencia de tu poesía.
A que gente sensible como vos me haga, por ejemplo esta pregunta, porque de algún lado sacás que mi poesía es vigente. ¿Vos por qué crees que sea vigente?

Será porque la poesía verdadera siempre es actual.

Consideras que tu poesía atrae a la gente por eso, porque tiene la esencia de quien la escribe no falsea la verdad poética.
No me parece ocioso tocar este tema. La poesía es verdad absoluta, porque está hecha de la verdad personal del poeta, que es su descubrimiento íntimo, que es su hallazgo profundo, su lucidez particular. La poesía debe estar alimentada por esta característica. Entonces cuando vos hablás de “falsear” la verdad poética, te referís justamente a que eso no será nunca poesía, y el buen lector de poesía lo sabrá de inmediato. El poema se construye con el lenguaje y la vida, el poeta moldea el lenguaje de tal forma de hacerse de un estilo y le suma su visión particular del mundo, que debe ser honesta, brutalmente honesta de preferencia. Cuando un poeta no tiene nada que decir, por muy excelso que sea su estilo, el mundo sabrá agradecer su silencio.


Eres considerado el referente de la poesía joven salvadoreña a pesar que aparecen otros escritores.
Es que tengo muchos amigos por todas partes. Por ejemplo, Claudia Hernández, a quien yo considero desde hace muchos años como una de las más altas escritoras latinoamericanas contemporáneas, siempre anda evadiendo la exposición a todo tipo de publicidad y es una persona de muy pocos amigos, lo cual suena mal pero no es así.
Es el caso de Lya Ayala, fina poeta que hace su obra a la sombra y no tiene ni un libro publicado. O por ejemplo David Morales, quien es más conocido como defensor de los derechos humanos, cuando es un poeta realmente golpeador. Y quien sabe cuántos más.


¿Se debe a que estas a la vista, en un escaparate? Sin embargo, tu poesía trata dos grandes temas: el amor y el desamor, y estos temas le atraen al lector. Crees que esto es una posibilidad de por qué tu poesía gusta tanto o quizá sea el lenguaje, el estilo, la intensidad de la voz poética, el ritmo... o todo ello junto.
No, creo que los temas son importantes, pero también el enfoque de los mismos, y en esto creo que reside un hallazgo. Cuando yo hablo de amor no vas a encontrar los enfoques más trillados, mas bien hablo del amor como un laboratorio donde podemos efectuar múltiples experimentos de relacionarnos. Lo mismo con el desamor, trato de que no sea un lamento, sino una ocasión para amar más la vida y sus sorpresas. Y lo más importante es que lo realizo con un lenguaje accesible, con un ritmo popular y cierta música atractiva.


Actualmente eres coordinador del único Suplemento Cultural del país ¿cómo es esa labor?
Apasionante. Todo el trabajo que cuesta hacer cada número, el sacrifico que se hace para producirlo, no es relevante respecto a la alegría de tener esta ventana abierta para la creación y la opinión de nuestros creadores. Está claro que el aporte del 3000 ya se puede ver pobre respecto a la masa de movimiento artístico y cultural que se mueve en El Salvador, pero es lo único que hay por hoy, y habrá que potenciarlo y apostarle más.


Qué piensas debe el Estado, las empresas periodísticas u otros grupos apostarle más, porque parece de cuento que no existan revistas o suplementos culturales en el país. ¿Cómo ves el panorama?
Respecto al Estado, levemente esperanzador. Creo que ellos van a escuchar a quienes lleguen con propuestas concretas, propuestas editoriales; revistas, suplementos, periódicos culturales, programas radiales, etc. Respecto a la empresa privada no hay que esperar nada, lo que hay que hacer es crear nuestras propias empresas que no nos priven de la alegría de expandir el arte por todo el territorio nacional.


Te dedicas por entero a la poesía y las actividades culturales, viajas, coordinas un suplemento y un encuentro internacional de poetas, promocionas tus libros ¿eres disciplinado?
Era. Ahora ya me siento un poco cansado, sin embargo lucho por hacer bien cada una de las cosas que emprendo, y quisiera que los jóvenes sepan que no me gusta ser egoísta y que pueden sumarse a todos los espacios en donde me muevo. Ahora también llevaré un programa cultural en la Radio El Salvador, 96.9 FM, todos los jueves de 8 de la noche en adelante. Se llama “Semáforo en azul”


Cuál es el poeta que más te ha influenciado y cuál es el libro que siempre llevas contigo.
Roque Dalton. Libros llevo muchos siempre, de todo tipo. Narrativa para leer en el bus, poesía para leer en las colas, ensayos para leer en el baño, más poesía para leer a los amigos, novelas que no voy a leer para sentir que no estoy solo, sin libros.


Consideras que has logrado tus metas.
Empiezo a proponerme metas. No las tengo definidas todavía, mis intereses culturales no conocen límites. Eso me altera siempre mis planes inmediatos. Mi meta final es morir en paz, con todas mis metas pendientes para la próxima.


Sería complicado volver a otro Otoniel Guevara en una nueva vida. Su poesía es única, ¿no?
Es lo que busco siempre, ser único, que significa ser yo. Porque Otonieles Guevaras hay varios en el mundo, incluyendo un famoso criminal sudamericano. Yo quiero ser el dueño auténtico del crimen de ser yo mismo. Y en la medida que lo sea, mi poesía será también particular.


Recomienda cinco libros para que lean los jóvenes.
Los miserables, de Víctor Hugo
Luz Negra, de Álvaro Menen Desleal
Pedro Páramo, de Juan Rulfo
Cuentos de Cipotes, de Salarrué
Los cuentos completos de Oscar Wilde

Además, pondría a un ladito:
La poesía completa de César Vallejo
La poesía completa de Roque Dalton
La obra completa de José Martí
Los escritos de Michael Ende.

3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

yo también.

Abby Reyes dijo...

Que entrevista más deliciosa!!!!.