domingo, 20 de abril de 2008

UNA VIDA POR OTRA

Por David Panamá
El Salvador
Miembro del taller de literatura de la UEES

Una luz intensa iluminó nuestro habitáculo dejándonos ciegos. Tomamos las armas sólo para darnos cuenta de que Pedro ya no estaba con nosotros. El ataque de los Cronos se había dado. Pedro era de nuestra tripulación y quién poseía la formula para abrir la ventana del tiempo que durante siglos los habitantes de Cronos buscaban por todo el universo.

- ¡Tomen posiciones de combate!- ordenó el comandante.

Todos nos dirigimos a ocuparlas de inmediato.

- ¡Pilotos, atención el receptor molecular! Indica que una nave de Cronos va alejándose a gran velocidad, rumbo la vía láctea; procedan según sus instrucciones...

En menos de 5 segundos mi nave alcanzaba la velocidad de la luz y aumentaba... En el receptor intermitentemente se recibía la identificación de la nave enemiga. A mi lado nueve de mis más leales compañeros cerraban formación.

La raza Cronos provenía de una distante galaxia y el motivo de secuestrar a Pedro tenía que ver con la su supervivencia de la vida en su planeta. Lamentablemente si logran cruzar la ventana del tiempo la vida en el planeta tierra terminaría.

- Atención, grupo de combate a partir de este momento viajaremos con el escudo de desintegración molecular para no ser detectados.-

- Enterado- se escuchó al unísono y cada piloto accionó el comando.

Volando a gran velocidad por el espacio, de nuestras naves solo era posible ver 10 masas gelatinosas transparentes y deformes con rumbo desconocido.

En la nave Cronos...

-¿Ya tenemos la información del prisionero?

- Aún no comandante.-

- Estamos, próximos al punto de acceso, no podemos esperar más-

En un calabozo tenuemente iluminado, Pedro era sometido a tortura y sueros inductivos para decir la verdad. Con valentía Pedro se resistía utilizando técnicas que para el efecto había aprendido; pero sabía que su tiempo y posibilidad de mantener el secreto se limitaba solo al tiempo y si no era rescatado en breve, inevitablemente sucumbiría a la presión. Los segundos le parecían eternos.

En mi nave recibía los signos vitales de Pedro bastante deteriorados; se nos acababa el tiempo.

Pedro sintiéndose colapsar y ante la responsabilidad que sobre él pesaba, se vio obligado a tomar la crítica decisión, justo cuando sus compañeros se acercaban para rescatarlo, los signos vitales de Pedro cesaron... Al extinguir su vida se extinguía la vida en el planeta Cronos y se aseguraba la vida en la tierra.

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