viernes, 15 de febrero de 2008

MI AGONÍA

Por Luis de la Gazca
El Salvador



!Dios mío, cómo la quiero! Yo sé muy bien que ella es tuya porque la viste primero; mas yo por ella me muero, y de dentro de mi pecho hay algo en mí que la arrulla; y mi corazón deshecho quiere ser su prisionero.


Déjala que sea mía hasta el paso de la muerte que venga en mi último día; que así de la muerte fría yo muy bien podré reírme; pues ya con mi cuerpo inerte me resistiré a morirme para alargar mi agonía.


Padre, tú no pierdes nada con darme a mí de regalo lo rico de su mirada de mujer enamorada, para el resto de mi vida; que en esto no hay nada malo. Así sanará mi herida con los besos de mi amada.

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