lunes, 7 de julio de 2008

Parece que todos los muertos son buenos




Hugo Izarra


España

Parece que todos los muertos son buenos

y apacibles y mansos como las ovejas.

Los cantantes de rock, los jugadores

de rugby, los porteros de los clubs

de noche, los asesinos a sueldo:

todos son dignos de despertar

compasión y buen recuerdo

entre los que se quedan

aquí, esperando turno.

La muerte puede ser

lenta a veces, como la cola

de las cajas de los supermercados.

Y rápida también, como un descenso

administrativo. Llegados a este punto,

los viejos procuran ser buenos los últimos

días y sustituyen sus listines por páginas de

esquelas y rezan y van a misa y hacen todo lo

contrario de lo que hacían cuando estaban vivos.

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