jueves, 21 de febrero de 2013

Mar cual Tierra Firme




“O Captain my Captain! our fearful trip is done;
the ship has weather’d every rack, the prize we sought is won;
the port is near, the bells I hear, the people all exulting,
while follow eyes the steady keel, the vessel grim and daring”.
Walt Whitman

“Homme, nul n'a sondé le fond de tes abîmes;
O mer, nul ne connaît tes richesses intimes,
Tant vous êtes jaloux de garder vos secrets ! ”
Charles Baudelaire

Es tentador abrazar los sueños desde la cubierta de un navío. Y más tentador es remozar sus viejas tablas, tachonar sus velas, descubrir que el nombre dado a esa embarcación nos guía, nos recuerda a alguien y es aliento mientras adentra nuestro ser en busca de aguas profundas.
Se presta esta ilusión marítima para bordar palabras en papeles miles, para hacerse de imágenes que dicten el devenir y consientan cargar con nuestro celo profano o divino. Humanos al fin, buscamos el secreto y nos atamos a él. El océano, la mar, secretos perfectos que dan y quitan la vida, los sueños, sin siquiera percatarse de las consecuencias de sus actos, sin admitir abiertamente su vocación de metáfora.
La propuesta poética de Vallejo Márquez en Bitácora busca concentrar y conjurar esos eternos secretos. Se intuye de entrada el deseo de “trocar ese mar en tierra firme” y viceversa. Mar viejo, mar de siempre, surcado por otros rostros antes de nuestros intentos “apenas audaces…” de indagar en su hondura. Naufragar en esa ambivalente materia es cual quedarse parado y ver la vida pasar sin hacer nada a favor o en contra de ella.
Ser marinero del mar de Bitácora significa asomarse al peligro y morir o confiar en la destreza del Capitán del navío que no permitirá que corramos hacia la muerte sin antes pelear la batalla por la vida. Capitán solitario cual ninguno, “grande frente a las olas y el fuego” o “…nuestro Capitán/ inmarcesible ante los vientos/ la noche/ la sal/ el tedio/ airado y humilde ante la noche/ sin importar la fractura del mástil…”. Canto a la vida y a la muerte, al odio y el arrullo son estos poemas. Su autor suelta al viento palabras que se buscan a sí mismas en un antiguo ritmo de salmo, de oración pendular. Canta al arponero que se va sereno, que se enfrenta a la premeditada muerte sin más arma que su brazo revestido en hierro. Canta a la mano del padre que remó junto a su mano, que también remaba y rema todavía. Canta al mar que no es en nuestras pupilas pero que se intuye presente y es “todo el odio y toda la caricia”. Es oración para conjurar el dolor por la partida del hijo, de la madre, de los muertos durante la tormenta que apenas amaina.
Bitácora es una búsqueda que, de hermosa forma, de muy humana forma, encuentra y pierde la ruta en esa inmensa metáfora marítima. Es, insisto, una búsqueda de la palabra que a veces se siente cercana, de esa palabra que pronunciamos o escribimos sin preocuparnos a dónde iría; esa palabra, esa acción que corre el riesgo de quedarse sin una costa donde desembarcar.

Edgar Quisquinay.
Guatemala, noviembre de 2008.
Mixco-Guatemala, octubre de 2012.

Fotografía de Wilfredo Arriola.


sábado, 2 de febrero de 2013

Taller de Teoría y técnicas del cuento

Inicio del nuevo taller...
TEORÍA Y TÉCNICAS DEL CUENTO
impartido por el reconocido escritor y poeta Mauricio Vallejo Márquez

Fechas: 
sábados 16 y 23 de febrero de 2013 y 02 y 09 de marzo de 2013
Lugar: Asociación Cultural Islámica Shiíta de El Salvador, Calle y Colonia Centroamérica #122, San Salvador

Horario:
2:30 pm. a 5:00 pm

Inversión:
$15.00 dólares