Ricardo Lindo
En un lugar de la Mancha está Dios.
Ha de estar dentro de un molino de viento.
Yo no tengo un molino de viento,
sino un molinillo de viento;
es un ventilador,
el mismo que sopla mis páginas
en esta calurosa tarde de verano.
Señora, señores:
dentro de mi molinillo no puede caber Dios;
si acaso un diosecillo insignificante,
miope y giboso,
con jardines mustios en los bolsillos.
Un diosecillo que ama ser ignorado
y que busca el olvido.
No quiere salir de reducto
porque todos verían entonces su fealdad.
Feo, pequeño y tranquilo,
giboso y miope,
mi pequeño dios se contenta
con un molinillo.
Señoras, señores:
Yo quiero a mi pequeño dios,
Y me paseo en sus jardines musgosos,
en sus amplios bolsillos,
y aprendo de él el desdén de este mundo
donde gritan los humanos
mis semejantes.
Por ello, cuando hablo,
Lo hago desde lo bajo,
como alguien que confía sus palabras
a un molinillo de viento.
Ha de estar dentro de un molino de viento.
Yo no tengo un molino de viento,
sino un molinillo de viento;
es un ventilador,
el mismo que sopla mis páginas
en esta calurosa tarde de verano.
Señora, señores:
dentro de mi molinillo no puede caber Dios;
si acaso un diosecillo insignificante,
miope y giboso,
con jardines mustios en los bolsillos.
Un diosecillo que ama ser ignorado
y que busca el olvido.
No quiere salir de reducto
porque todos verían entonces su fealdad.
Feo, pequeño y tranquilo,
giboso y miope,
mi pequeño dios se contenta
con un molinillo.
Señoras, señores:
Yo quiero a mi pequeño dios,
Y me paseo en sus jardines musgosos,
en sus amplios bolsillos,
y aprendo de él el desdén de este mundo
donde gritan los humanos
mis semejantes.
Por ello, cuando hablo,
Lo hago desde lo bajo,
como alguien que confía sus palabras
a un molinillo de viento.
1 comentario:
Bello!!! y bella pagina
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