Hugo Izarra
España
Parece que todos los muertos son buenos
Parece que todos los muertos son buenos
y apacibles y mansos como las ovejas.
Los cantantes de rock, los jugadores
de rugby, los porteros de los clubs
de noche, los asesinos a sueldo:
todos son dignos de despertar
compasión y buen recuerdo
entre los que se quedan
aquí, esperando turno.
La muerte puede ser
lenta a veces, como la cola
de las cajas de los supermercados.
Y rápida también, como un descenso
administrativo. Llegados a este punto,
los viejos procuran ser buenos los últimos
días y sustituyen sus listines por páginas de
esquelas y rezan y van a misa y hacen todo lo
contrario de lo que hacían cuando estaban vivos.
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