Kerin Díaz*
¿Qué sería de la vida sin el principito, que afirma que lo esencial es invisible a los ojos? ¿Qué sería de nuestro país sin los cuentos de cipotes de Salarrué? ¿Qué sería del mundo sin un Quijote tan serio, tan loco, tan cuerdo y tan agradable a todos? ¿O qué sería de los Buendía sin la llegada de Melquíades a Macondo en Cien Años de Soledad? Probablemente nos moriríamos del aburrimiento, entre otras cosas.
El libro de cabecera hace alusión al libro preferido, al libro favorito que cada uno tiene en mente. Por suerte, existen muchos libros, de diferentes temáticas, que pueden servirnos de cabecera día a día, noche a noche. Después de todo, leer un libro no nos vendría nada mal en una sociedad tan maleada, tan violenta como la nuestra. Y es que en esta ‘época de cambio’ en donde predomina lo light, el consumismo, la Internet, etc.; se vuelve todo un reto comprar o prestar un libro, comenzar a leerlo, terminarlo y sobretodo analizarlo. Un buen libro debe ser aquel que suscite transformaciones en la conducta, en el sentir y el pensar de todos los humanos; y es desde esta visión que surge una apuesta esperanzadora desde el arte y la cultura por una mejor sociedad en la que se cultive la solidaridad, la armonía, la libertad. Éstos y otros valores humanos y éticos los podemos encontrar en un libro, un buen libro, que esté abierto para todos, y sobretodo, al alcance de todos los salvadoreños y salvadoreñas que están ávidas y ávidos de lectura pero por el costo ($) se les dificulta llevarlo a cabo; esto entre otras razones.
Se vislumbran buenos tiempos para la cultura y el arte, la intención de ‘cambio’ la ha dado el pueblo salvadoreño, ahora le toca al nuevo gobierno responder con altura al llamado urgente de una mejor educación, una identidad cultural en la que se prefiera leer a Gabriel García Márquez, Cervantes, Dalton, Salarrué, Claudia Lars que ha escuchar reggaetón; en la que se prefiera leer nuestra historia a la historia oficial que por años nos ha heredado el sistema de educación.
En esta fecha, 23 de abril, que se celebra el Día Internacional del Libro el compromiso de leer un libro (ya sea en formato digital o en papel) es tarea de las instituciones educativas, de los trabajadores del arte y la cultura, de las familias, del nuevo gobierno, pero sobretodo es una tarea impostergable que cada salvadoreño y salvadoreña debe tenerlo presente como el onceavo mandamiento de Dios.
*Bibliotecario y miembro de la Fundación Metáfora.
1 comentario:
Perdone, pero en España no suele expresarse "onceavo" como ordinal.
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