Hugo Izarra
España
es frío y mecánico como
un anuncio de desodorante.
Los amantes se besan pisándose
la punta de los pies, de modo tan
artificial que podrían ser figurantes
de cualquier estúpida película romántica.
Para las niñas de Villa Somier, las calles
son sólo el escaparate donde lucir
sus vestidos de marca, sus gafas
de sol, sus novios bronceados,
su sonrisa blanca de primera
comunión. Sin saberlo, son
flores de una escombrera.
2 comentarios:
Y a mí que este señor de gafas me suena un montón...
Pués será que eres tú, poeta!
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